martes, 29 de julio de 2014

Ese momento incómodo.....


-cuando tratan de masturbarte inexpertamente, y la pobre chofi sequita solo sufre. (ouch!)
-cuando recibes a un cliente e inexplicablemente el que te había llamado viene recién llegando (generación espontánea de un hombre en mi puerta?)
-olvidé sacarme el protector y uso ropa interior de color negro xD jeje
-me dibujé bigotitos en la chofi con un plumón y olvidé borrarlos, ups!
-tengo ganas de hacer pipí en el acto.
-voy despidiendo a un cliente y hay un hombre en mi puerta. cómo hacen para aparecer así!!!
-va entrando una colega con un cliente y yo estoy haciendo pipí... no puedo evitar hacer pis con la puerta abierta!!!
-hay un momento de silencio en mi habitación mientras estoy acompañada y se escuchan los ruidos de las otras piezas... a veces son pelambres de colegas... les aseguro que cuando me refiero a uds no les digo "guaton culiao" ni me río tanto xD
-abro la puerta de mi pieza y alguna de mis colegas se va paseando desnuda. ups!
-a alguien se le olvidó cerrar bien su puerta y veo a sus machos en posiciones algo incómodas!
-alguna amiga/novia/conocida de un cliente me contacta para que la atienda.... solo a ella

lunes, 7 de julio de 2014

Detras de Dani

Cuando yo comencé a trabajar me enseñaron que todo se debía hacer con condón.
Lo ideal era ponerle el preservativo al tipo de craneal a caudal, aunque como ese tipo de condones aun no existe debíamos conformarnos con uno que cubriera todo su falo. Siempre he sido muy quisquillosa en cuanto a la presentación, manera de hablar y temas de los clientes, ya que estos reflejan su nivel cultural y determinan de alguna manera su higiene. Para eso tambien están los precios, aunque son comunes los regateos, definitivamente no voy a cobrar lo mismo que una chica de una agencia, en donde te establecen lo que vales, que para tu mala suerte es lo mismo que lo que vale una escort sin educación, sucia y despreocupada de su apariencia.

Al pasar del tiempo se ha ido desvalorizando cada vez mas la profesión, los hombres comienzan a exigirte, porque alguna chica lo hizo, oral sin condón, americana incluida en el valor, o sexo anal. Pero hay que pensar, por qué estos combos, qué hizo que esta chica, comenzara a ofrecer tanto como medida desesperada. Acaso le faltaban clientes o su atención no ameritaba pago alguno o bien su apariencia la destinaba a ser una puta virgen. Entonces como una lo hizo, suponen los hombres que es lo que corresponde, buscan el momento, la promoción, la rebaja así como nosotras esperamos el cambio de temporada para comprar en el retail.

Las ventajas creo, de ser yo, es que independiente de que obviamente no ofrezco los "manjares" que ofrecen mis colegas los hombres siguen llegando a mi. No necesito, desvirtuar tanto mi cuerpo. Aunque entiendo que los hombres buscan en nosotras lo que no encuentran en casa no podría rebajarme al nivel, de vender tanto de mi por tan poco.

A pesar de mis convicciones, he sido tentada por estas prácticas que terminan aumentando mi rentabilidad. Intenté, agregar a mi productividad el sexo anal.

Obviamente, sabiendo lo que sale desde esa zona, lo intenté con mi ex pareja. Ya entenderán por qué es ex.

Luego del sabroso ofrecimiento que le hacía, mi querido y amado novio buscó la manera de cumplir cuanto antes con mi inquietud. Lo intentamos una vez. Que gracias a los consejos de una querida amiga, pasó solamente como el dolor traumático, un meteorismo inmediato y algo de dolor al evacuar al otro día. Podría asegurar que incluso salió mas compacto de lo acostumbrado y con menos esfuerzo.

Pero mi inquietud aun no estaba satisfecha, por lo que acordamos intentarlo nuevamente. El dolor de la primera vez supera cualquier otro que haya sentido, así que recurrí nuevamente a los sabios consejos de mi querida amiga. La que siempre me recomendó que yo llevara el ritmo de la penetración, los movimientos y la respiración. Para la segunda vez, a diferencia de la primera me recomendó sentarme sobre mi caballero. La peor idea del mundo. No pude, empalarme en mi macho, el dolor, las ganas de defecar y la presión eran intolerables asi que optamos por perrito.

Hubo un momento de la velada, en que yo simplemente perdí el conocimiento por el dolor que sentía, no fui capaz de pedirle a mi pareja que pare, solo pude sentir mis lagrimas sacudidas por este hombre entusiasmado y disfrutando de mi pequeño traserito. Estaba de tal manera ensimismado con mi supuesta entrega, mis gemidos desesperados que asumió de placer que en ningun momento se dió cuenta de mi parcial desmayo, de que mi esfinter estaba al borde del colapso y que mis pobres entrañas casi no podían sostenerse en mi interiór.

Agarrada del respaldo de su cama de plaa y media, de madera barnizada, literalmente mordiendo la almohada fue cuando sentí recorrer por mis piernas un tibio líquido mas bien algo espeso: MIERDA ME CAGUÉ (pensó la princesa). Pero eso no era todo, mi dolor era tal que yo solo recuerdo imágenes, de mi príncipe azul mirándose el pene embetunado de mi sangre espesada con algo que parecía pero prefiero pensar que no era. Veo su cara tratando de calmarme, sus manos tiritando intentando vestirme, mis piernas envueltas en una toalla acostada en la parte de atrás del auto, veo como otras personas me toman en la sala de urgencias y me ponen de lado en una camilla, siento agua fria en mi traserito y vuelvo a mi, desesperada escucho por primera vez en todo el trayecto del viaje. Aun así, a pesar de que desde el momento en que me atienden estoy consiente de lo que pasa no puedo dejar de llorar, me asfixia el solo hecho de pensar en lo que pasa en mi cuerpo, y el dolor interminable y desgarrador que entumece hasta las piernas.

Luego de unos momentos, me di cuenta de lo que pasaba en la habitación, sacaron a todos los hombres, incluidos los doctores, veo como comienzan a interrogar a mi novio, que viene embadurnado de sangre que no es propia. Una paca se acerca a la enfermera que me atiende, cuánto rato ha pasado no lo se, pero comienzan a prepararme para pabellón, por qué? qué me paso? y lo mas importante, voy a poder cagar de nuevo? de verdad no quiero usar una bolsa por el resto de mi vida! Antes de dormirme se acerca a mi la enfermera y la paca: "quien te hizo esto lo recuerdas? el joven que viene contigo tuvo algo que ver?", creo que alcanzo a decir que si cuando llega mi papá, lo veo acercarse a mi pololo (por favor duérmanme ahora y no me despierten nunca mas).

Efectivamente mi pololo, ahora ex, tuvo que explicarle a mi padre (que no estaba muy feliz) y a Carabineros la situación. Explicarle cómo es que su pequeña y frágil hija, terminó con el esfínter anal desgarrado, separado parcialmente del colon. Explicar que no fui violada, sino que fue consentido o al menos eso parecía los primeros 5 minutos.




martes, 1 de julio de 2014

Las mujeres y el Orgasmo (copyright)

Estoy segura que una de las cosas que vuelven a las mujeres tan desconcertantes para los hombres es el orgasmo. El orgasmo masculino es localizable, metodologizable y predecible. El femenino, en cambio, es esquivo como nosotras, ambiguo, multifacético; siempre parece más una suma de factores que un solo producto. Nuestro orgasmo se multiplica, se expande, se contrae, viene en espasmos o en una sola larga oleada; se transforma en un bombardeo de 7 sacudidas cortas, o en un continuo donde cada orgasmo parece apilarse sobre el anterior.
¿Orgasmo clitoriano o vaginal? ¿Existe realmente esa diferencia? (Por fin sabemos que no, gracias a la ciencia). Pero, ¿cómo fue? ¿dónde estuvo? ¿cuál fue el estímulo que lo desencadenó? Los hombres necesitan entender lo que provocan. Quieren un mapa infalible de los caminos para hacerlo aparecer y multiplicarlo por 100, como si fuera un truco de videojuego. Pero el orgasmo femenino se resiste a ser aprehendido o explicado, tal cual sus mismas dueñas. Finalmente, es imposible disociar el orgasmo de una mujer en específico; si aprendemos un mapa, es el mapa de ella. Incluso más: es el mapa de ella contigo.
El orgasmo de una mujer no miente. Tal vez mientan ellas, y tal vez una mina en específico te logre engañar, pero sólo puede engañarte mientras no te haya mostrado su orgasmo real. Porque el orgasmo no miente. La paraliza. No es como en las pornos. No puede hablar. No puede moverse. Apenas si puede gritar. Se irá de este mundo por un segundo, porque el orgasmo, bien lo sabemos también nosotros, es una pequeña muerte. Es el lugar donde el placer y el dolor se juntan: es tan placentero que duele, es casi insoportable.
Y este orgasmo femenino no miente, además, porque no puede ser forzado. No es producto de la fricción. No es producto de hacer las cosas “bien”. No es sólo tocar aquí o allá. Es como aguachar a un gato ladino: si te esfuerzas demasiado, desaparecerá tras la reja. Si crees haber encontrado la fórmula perfecta, no has entendido nada.
¿Monte de Venus, labios, punto G, fucking maldito punto G? Sí, claro, eso quisieran: un punto fácil, donde fuese llegar, apretar y celebrar. ¿Aún crees en eso? O peor aún, ¿juras que lo encontraste? No has entendido nada. Entendiste mucho de estimulación, pero no entendiste ni un carajo de placer. Y menos aún de tu propio placer. Porque una vez que lo volviste método, le quitaste toda la gracia.
La sexología no es sexy.
Estudiarte la vagina como lo haría un ginecólogo es interesante, pero no te acercará al orgasmo, tal como le sucede a los médicos en este lado del mundo, que son expertos en la enfermedad, pero no en la salud. Es que quisiéramos encontrar una metodología, un proceso productivo para conseguirlo todo. Es útil para construir aviones, pero a la hora del orgasmo, nos hace un fláccido favor. Es que a los hombres les encanta lograr cosas. Nuestro mismo orgasmo, de cierta forma, es un logro; pero el orgasmo femenino es algo que ocurre.
Y como todo lo que “ocurre” y no se “logra”, no es algo que se fabrique. No es una metodología. Es algo que se propicia, se favorece. Diriges la orquesta, pero el final de la canción es incierto. Y ahí está precisamente la gracia, porque la incerteza, el “casi”, la tensión culiá del momento previo, es el lugar donde el orgasmo de la mujer se gesta. En el “no” más que en el ““. Detén el estímulo por una fracción de segundo, y la tensión la disparará hacia arriba. Esfuérzate demasiado por lograrlo, preocúpate por lograrlo, y desaparecerá.
Es ilógico, y por suerte que lo es. Es ilógico porque el lugar donde residen las fantasías de una mujer carece de lógica, y ahí, en sus fantasías, está la zona erógena donde comienza el orgasmo. Y qué bueno que no puedas alcanzarla sólo con un dedo.
Es significativo que al orgasmo le llamen “irse”. Irse de este mundo, como ya hablamos. Y es más significativo aún que ella “se vaya”, y no que la “eches” tú. Las cosas que se van, se van solas. Déjala irse, déjate ir. Váyanse.